15.11.2024

De los Premios Óscar hasta nuestro ambiente laboral


Aprende maneras para hacer pausas activas

¿El amor justifica hacer cosas locas?

De los Premios Óscar hasta nuestro ambiente laboral

Como seguramente sabes, el pasado 27 de marzo hubo revuelo internacional por la situación que protagonizaron los actores Will Smith y Chris Rock en la gala de la entrega de los premios Óscar. Will dio una bofetada a Chris cuando éste hizo un chiste sobre su esposa.
Posteriormente, Will, al resultar ganador del Óscar, se disculpa y de alguna forma se justifica diciendo que "el amor lleva a hacer cosas locas", pretendiendo que las emociones y los sentimientos nos pueden librar de la responsabilidad de nuestras acciones o disminuir la gravedad de las consecuencias, cuando en realidad, para actuar éticamente, el autocontrol es indispensable e incluso tanto o más relevante que conocer normas de conducta o leyes, pues aunque seamos expertos en cualquier regulación, si carecemos de autocontrol nos meteremos frecuentemente en problemas que nos dañarán y afectarán también a nuestras familias.
Apliquemos esto a nuestro contexto laboral. Nuestro Código de Ética y Conducta, en su apartado sobre Violencia Laboral indica que está prohibido dirigirnos a cualquier persona con palabras altisonantes u ofensivas, aclarando que "ni en forma de broma". Muchas ocasiones hay colaboradores que preguntan por qué ni en broma, si hay confianza y camaradería por qué no permitirlo; si es "la carrilla" y todos "aguantan", por qué impedir comunicarse de esta manera .. Pues bien, se trata de un principio de prudencia con el que evitamos los efectos nocivos de palabras y bromas como la que hizo Chris Rock, y consecuencias pésimas como la conducta de Will.
Nosotros podemos generar un ambiente donde estando "de buenas", todos toleremos o soportemos apodos, burlas o bromas pesadas, pero ¿qué pasaría si uno de esos días cualquier miembro de un equipo así ha tenido un mal rato, si ya se enfrentó a alguna situación que lo alteró, lo molestó o le provocó alto estrés? ¿cuál sería mi reacción si le hacen ese tipo de bromas o se dirigen con esas palabras a alguien a quien yo ame, a mis padres, a mis hijos? En un escenario así, lo más probable es que estímulos como un apodo o una broma, un grito o un trato humillante sea la gota que derrame el vaso y termine en violencia física.
He aquí el límite ético para cualquier broma o para nuestras palabras y acciones en general: el respeto. Si mis palabras no tienen la calidad humana de dignificar a los demás, y, por el contrario, las uso para aprovecharme, reírme y burlarme de alguien, humillarlo, ponerlo en ridículo, hacerlo sentir mal o dañar su imagen, estoy lejos de ser la mejor versión de mí mismo y hacer el mayor bien posible o crear un ambiente de verdadera confianza.
En sentido positivo, el ABC de nuestro Código nos recomienda en su segunda afirmación "Buscar las mejores palabras para dirigirnos a los demás, de manera que, en público, en privado, o a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería, establezcamos siempre relaciones respetuosas y con sentido humano". Apliquemos este principio en todos los aspectos de nuestra vida.

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